Quizá a estas alturas todo el mundo sabe que la Tierra tiene un campo magnético. Eso ha permitido a los navegantes desde hace siglos conocer su rumbo y su situación debido al invento de la brújula, una pequeña aguja imantada que se alineaba con el campo magnético terrestre.
Quizá también todo el mundo sabe que ese campo magnético está producido por el giro del núcleo metálico externo de la tierra. Hay que señalar que los campos magnéticos se producen por cargas en movimiento, es decir, por corrientes eléctricas. Debido a que es el giro de un fluido no es muy constante, presenta continuas alteraciones. En situación normal el campo magnético tendría un polo Norte y polo Sur, como todos los imanes. Pero debido a esas alteraciones se producen desplazamientos de los polos e incluso inversiones ya comprobadas a lo largo de la historia de la Tierra.
Incluso se producen otras anomalías como la conocida como la anomalía del Atlántico Sur, capaz de alterar el funcionamiento de naves de todo tipo. Incluso la Estación Espacial Internacional ha tenido que apagar alguno de sus instrumentos cuando pasa por esa zona de la Tierra.
En estos momentos el polo Norte magnético se encuentra sobre algún lugar del Norte de Canadá, pero como vemos en la imagen se desplaza continuamente.
Al mismo tiempo se ha venido midiendo el valor del mismo y se ha comprobado que se ha debilitado un 9% en los últimos dos siglos.
La utilidad del campo magnético no es solo la navegación, sino que es una de la razones fundamentales de la existencia de vida en la Tierra.
El campo magnético nos protege del viento solar, radiaciones emitidas por el Sol y que está formado por innumerables partículas muy energéticas y por tanto peligrosas para la vida y que, además, tienen carga eléctrica.
De la misma forma que las cargas eléctricas en movimiento crean campos magnéticos, éstos, a su vez, actúan sobre las cargas en movimiento y, en consecuencia, el campo magnético terrestre es capaz de desviar esas cargas e impedir que lleguen a la superficie terrestre. Al desviarlas, hace que entren por los polos originado las auroras boreales o australes según el polo por el que hayan entrado al interactuar con la ionosfera, una de las capas de nuestra atmósfera y que como su propio nombre indica contiene iones, cargas eléctricas. Luego atraviesan la Tierra y escapan al espacio por el polo contrario.
Creo que de esta forma queda clara la importancia del campo magnético terrestre, por lo que si desapareciera, quedaríamos desprotegidos ante el viento solar. La otra capa que nos protege es la de ozono que lo hace frente a las radiaciones ultravioleta. La combinación de ambos, campo magnético y capa de ozono, es la que nos permite vivir en la superficie de este planeta.
Por ejemplo, tanto la Luna como Marte, no tienen campo magnético, al menos no con la intensidad del terrestre y, por supuesto, tampoco capa de ozono, por lo que si en un futuro se pensara en bases humanas en ambos astros, tendrían que estar en el subsuelo donde los astronautas estuvieran protegidos de las radiaciones UV y del viento solar.
Os dejo los enlaces a dos artículos recientes que tratan de este tema y que nos trasladan su preocupación por la estabilidad de nuestro campo magnético y sus posibles consecuencias.
https://elpais.com/ciencia/2021-02-20/todo-cambio-cuando-el-polo-norte-se-fue-al-sur.html